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Maquetas de Damasco

por | 11/07/2006

Maquetas de Nabil Dado Hagar.

Barrios en miniatura de Damasco, en La Adrada.  

Hay artistas que son capaces de plasmar con minuciosa habilidad, aspectos históricos de un pueblo a través de sus creaciones. Esta es la primera impresión que sacará sin duda, quien contemple los trabajos de Nabil Dado Hagar, sirio de nacionalidad española que ha construido en La Adrada, unas magníficas maquetas que reflejan meticulosamente como eran en otros tiempos las viviendas y barriadas de Damasco, la ciudad más antigua del mundo aún habitada.

Las maquetas, están expuestas en Gaia, un establecimiento de venta de artículos de artesanía, cuero, complementos, maquetas y regalos, situado muy cerca de la Plaza de la Villa, en la típica calle de Las Escalerillas por la cual se accede al Castillo de La Adrada.

Susana Jiménez Madridano, esposa del artista, nos recibe en Gaia, con la cordialidad que la caracteriza, para mostrarnos las maquetas, ampliándonos información sobre ellas y sobre Nabil, que además es, dicho sea de paso, un excelente cocinero capaz de elaborar, los más exquisitos manjares tradicionales de la comida siria.

Susana nos enseña seis maquetas, y a través de ellas podemos hacernos una idea de como eran los barrios y viviendas de Damasco en la antigüedad. Viviendas que, aunque escasas, aún podríamos ver todavía
Al observar con detenimiento cada uno de sus elementos, nos asombra la destreza técnica, el esmero y el excepcional detalle plasmado en cada maqueta, y uno podría jurar al contemplarlas, que cada una de ellas, está cargada de un profundo sentimiento emocional.

Las casas tienen dos partes: una inferior y otra superior. En la superior, es donde se habita, donde toda la familia se mezcla y convive, y la parte inferior se utilizaba como comercio y almacén. La cantidad de motivos vegetales que podemos observar, nos recuerda como desde siempre los sirios han sido expertos en el arte de cultivar las plantas de flores aromáticas, y que naranjos, limoneros, jazmines y rosales de Damasco, trepan sobre cada fachada jugando un papel muy destacado en la decoración de sus patios y viviendas.

Todo en estas obras es motivo de observación: las diminutas puertas y ventanas, los balcones sostenidos por lo que parecen inseguros troncos de madera, vasijas, cestas, tejidos, utensilios domésticos colgados y dispuestos por toda la casa (piezas todas ellas realizadas con material reciclado). Todo el conjunto llama poderosamente nuestra atención y nos induce a pensar cuanto ingenio, tiempo, paciencia y cariño, ha tenido que emplear el artista, en la esmerada composición de su trabajo.

Con las fotos que se muestran a continuación, podemos obtener una primera impresión de las características de las obras, pero resulta conveniente verlas al natural, para captar mejor la maravillosa expresión artística que Nabil ha conseguido plasmar en cada una de sus maquetas.

 

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