Juan II
Nacido en Toro, es hijo de Enrique III y Catalina de Láncaster. Su madre y su tío Fernando, futuro rey de Aragón, asumieron la Regencia hasta su mayoría de edad. Durante esa etapa, se reanudan las hostilidades con el reino nazarí de Granada. La doble regencia supone una fuente permanente de conflictos que obligará a dividir el reino en dos circunscripciones.
Fernando adquiere un sólido prestigio como gobernante al tomar Antequera en 1410 y una posición de fuerza que resultará decisiva para ser nombrado rey de Aragón (Caspe, 1412).
En las Cortes de Madrid (1419), y al cumplir 14 años de edad, Juan asume plenos poderes, y un año más tarde se casa con María de Aragón. En esta época, Juan II deposita su confianza en Álvaro de Luna. Este condestable representará la fortaleza de la corona frente a las pretensiones de la nobleza y defenderá los intereses de Castilla contra la corona de Aragón, gobernados por los infantes de Aragón, rivales permanentes de Castilla. Mientras, Portugal, y sobre todo, Francia, serán aliados de la corona castellana.
En 1445 fallece María de Aragón, y dos años después, en Madrigal de las Altas Torres, Juan se casa con Isabel de Portugal. La derrota de aragoneses y navarros en la batalla de Olmedo sitúa a la monarquía castellana en su punto álgido. No obstante, la nobleza castellana no cesará de enfrentarse al poder del valido Álvaro de Luna, considerado excesivo, por lo que en 1453, D. Álvaro es depuesto por el rey, en una caída promovida por Enrique, príncipe de Asturias, y la segunda esposa del rey, Isabel de Portugal.
En otro orden de cosas, Castilla vive unos años de esplendor demográfico y económico, facultado por el incremento de las exportaciones (lana, hierro, vino) a los mercados europeos. Esa buena situación permite el desarrollo de instituciones que prefiguran el Estado moderno. El interés del monarca por la cultura permite el surgimiento de poetas y literatos cortesanos, a los que personalmente protege.
Juan II murió en 1454 en Valladolid y fue sucedido en el trono por su hijo Enrique IV de Castilla.
Sus restos junto a los de su segunda esposa, Isabel de Portugal, y los de su hijo el infante Alfonso de Castilla, se encuentran en un sepulcro de alabastro (obra del escultor Gil de Siloe) en la Cartuja de Miraflores.
Sepulcro de Juan II e Isabel de Portugal en la Cartuja de Miraflores (Burgos).
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