Conferencia sobre “Nutrición”
Evocando recuerdos y experiencias, con amenidad, humor excelente y un lenguaje accesible para todos, el Dr. D. Jesús Caldas impartió el pasado sábado 24 de febrero, en el Salón de actos del Ayuntamiento de La Adrada, una charla coloquio sobre “Nutrición”, organizada por la Asociación de Amigos de La Adrada, Tiétar, Valle y Montaña.
Tal como señalaba en su presentación el presidente de la Asociación Axel Mahlau, el Dr. Caldas, es un hombre afable, buen conversador y magnífico conferenciante, doctor en medicina, profesor de universidad y viajero infatigable. Autor de una tesis doctoral con Merito Extraordinario, estudió en España, China y en las universidades americanas Tulane University y Harvard University. Tiene en su haber una larga e intensa trayectoria profesional en los campos de la medicina y de la enseñanza. Catedrático en las universidades de Madrid y Colombia, fundó el primer hospital de medicina preventiva en España, interviniendo además en TVE con varios programas sobre medicina preventiva en la década de los 60.
Durante la charla coloquio, el Dr. Caldas, hizo hincapié en las principales claves de una buena alimentación y resaltó la importancia de una saludable nutrición, «pues ella repercute de una manera fundamental en el cerebro, lo que hace que al ser el ordenador de nuestro vida, resulte de suma importancia saber elegir los alimentos y cocinarlos bien».
Relata D. Jesús Caldas, que durante los seis años que ejerció de catedrático en la República de Colombia, una de las cosas, que más le llamó la atención, era que en la escuela pública, junto a las importantísimas asignaturas de gramática e historia, se impartía la no menos importante dedicada a la nutrición, para que los muchachos aprendieran en la escuela a nutrirse, pero además llevando la asignatura a la práctica diaria pues los chiquillos recibían de manera obligatoria a las 11 de la mañana, un vaso de leche, que es un nutriente muy importante. También en China, comenta, el tema de la nutrición adquiere una importancia relevante, existiendo huertas en escuelas, cuarteles y universidades.
En su generosa exposición mencionó las diferencias de la cultura cerealista y la cultura huertal, recordando en este punto como la agricultura aquí hace 40 años, era maravillosa, había muchísimas huertas, se comía muy bien, el agua corría por todas partes, La Adrada era un inmenso jardín y los alimentos se llevaban del campo a la mesa, mientras ahora en el que el ladrillo abunda más que la huerta, se llevan del almacén a la mesa. Describió con gran detalle la importancia que tienen sobre nuestro organismo los azúcares y las grasas como productoras de energía; de las proteinas, que son las que van a reparar y renovar nuestras células; de las vitaminas y de los minerales.
Refiriéndose a las proteínas, que se encuentran principalmente en carnes, pescados y en la leche, subrayó la trascendental importancia de la leche materna, que siempre es recomendable para los niños durante el primer año o año y medio de su vida, «pues es el mejor alimento que existe para el ser humano en la tierra, y si no como alternativa la leche de vaca, entera o descremada, siempre y cuando no exista algún tipo de alergia a este alimento. Los derivados de la leche, como el yogur, las leches ácidas, las leches agrias, el queso, son también importantes porque nutren y son de fácil digestión».
Señala la importancia de una buena masticación y lo fundamental que para ello es disponer de una buena dentadura y comer despacio, pues de otra manera la absorción de los alimentos se hace muy difícil, lo que puede hacer que una persona que aparentemente come bien, carezca de vigor al no recibir los nutrientes que necesita.
También nos habló de que es muy importante conocer el mecanismo de la cocina, la manera de cocinar. «La mejor, la más antigua, es sin duda la cocción, aunque hay que hacerla bien, con agua hirviendo solamente el tiempo preciso, es decir cocer pero no destruir el alimento».
Aludió igualmente, a la calidad del aire, a la del agua, a los problemas de la contaminación y a la necesidad de que los ciudadanos se organicen para proteger su bienestar, al ser la salud del pueblo responsabilidad del pueblo mismo, demandando a las fuerzas políticas para que las cosas se hagan de otra manera, «para llenar a España de árboles, que contrarresten la grave contaminación de hoy en día y para que haya un control importante y verdaderamente eficaz sobre la calidad de los alimentos». Sobre las grasas, animales o vegetales, nos comenta que no son dañinas tomadas en proporciones adecuadas, siempre que no sean fritas, o cocinadas excesivamente. «El aceite de oliva crudo», recalca, «es una de las joyas de la alimentación universal».
Nos insta, a recordar que la olla es más sana que la sartén, a luchar contra el tabaco, a beber vino con moderación, a evitar el uso crónico de bebidas destiladas, a conseguir el equilibrio entre obligaciones y distracciones, a mantener una vida muscular activa,- muy importante en esta época de la mecanización en la que se hace un uso desmesurado del automóvil y de la televisión que facilitan la vida sedentaria-, y nos recomienda muy especialmente el ejercicio físico, y los paseos al aire libre.
En cuanto a una dieta equilibrada, nos indica que la dieta debe ser fundamentalmente mixta, una dieta en la que predominen los azúcares, las grasas, las proteinas, los minerales y las vitaminas.
Refieriéndose al desayuno, una trenza… un bollo… un café… un carajillo, son desayunos muy habituales en nuestro país, «¡esto sí que es una verdadera catástrofe!,» dice, «ya que al ser el principal nutriente del día éste debe aportar azúcares, grasas y fruta, acompañado también de algún tónico como café o té, que se puede completar con un tentempié a media mañana que puede muy bien ser una pieza de fruta, por ejemplo». «Es fundamental alimentarse bien al mediodía«, y recalca que «alimentarse bien no quiere decir abundantemente. Un ejemplo: un plato con guarnición con aceite de oliva, limón o si se quiere vinagre, o un plato de cuchara, lentejas, judías, patatas etc.».
Termina diciendo que se puede comer de todo, que nada está prohibido, que lo único que se necesita es moderación, saber moderadamente comer, masticar y acompañar la comida con un poco de vino, tinto o blanco, porque, dice, «el vino alegra el corazón y suelta la lengua, y si además se hace en una buena compañía y con una buena música mucho mejor».
Y añade, «comer bien y saludablemente es alargar la vida sana y productiva para adquirir una vejez equilibrada. Hay que llegar a los 90 años ¡por lo menos!, flaco sano y contento».
Después de esta amena disertación y con el sonido aún de las últimas palabras resonando en nuestros oídos, que nos recomienda una alimentación variada, rica en verduras y fruta; un desayuno adecuado, práctica de ejercicio y con el convencimiento de que equilibradamente se puede comer de todo… quienes asistimos a esta agradable y didáctica conferencia estábamos muy contentos, y así, al mismo tiempo que otorgábamos al conferenciante un merecido y calurosísimo aplauso, mostrábamos caras de felicidad y una placentera sensación de relajo.
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