Entre los habitantes de La Adrada no faltan los artistas que se han lanzado a la aventura de ilustrar, a través de diferentes soportes, aspectos de su pueblo. Alertado por mi buena amiga Carmen, que me avisó de la existencia en el municipio de una persona que había construído unas maquetas en corcho sobre el Castillo de La Adrada y La Casa del Tío Talís, he ido a visitar a Manuel Valdés para conocer de cerca la obra de este vecino, que dedica parte de su tiempo a realizar maquetas de lugares y casas de su pueblo.
Los materiales que utiliza son corcho, arenas de colores y pequeñas piedras. Con paciencia, tesón y dedicación consigue reproducciones muy precisas de lugares concretos, maquetas de edificios emblemáticos de La Adrada, como son El Castillo de La Adrada, antes y después de la reconstrucción, y la Casa del Tío Talís, plasmados en obras que causan asombro por su perfección.
Manuel nos cuenta, que en realidad nunca ha tenido una afición determinada sino muchas, y que simplemente hace estas cosas cuando le apetece, “me digo a mi mismo, voy a hacer esto, entonces me pongo a hacerlo y no paro hasta que lo termino, en realidad todo esto lo hago además de que porque me gusta, también y sobre todo, porque no puedo estar ni un rato parado“.
Cuenta que ya desde niño se iba con un cuaderno y un lápiz a dibujar al campo, dedicándose a esta actividad en sus muy pocos momentos libres disponibles. Ahora una vez jubilado, con paciencia, mucha paciencia, invierte parte de su tiempo en la creación de maquetas.
Un esfuerzo que obedece a una arraigada motivación personal, y aunque su trabajo tuvo relación con el oficio de la madera, salvo en pequeñas detalles normalmente no la usa para este menester, ya que el corcho es el material principal que prefiere y utiliza, a pesar de ser este, un componente más difícil de trabajar, ya que según cuenta, “si no se tiene un especial cuidado a la hora de hacer los cortes que se precisan para los pequeños detalles, fácilmente se desmorona”. Además, añade, “este material, el corcho, da a la obra un aspecto que por su textura y color se asemeja más a la tonalidad de piedra de los edificios”.
Una maqueta de las ruinas del castillo está realizada en el año 1998 y la del Castillo reconstruído en el 2003, ambas están realizadas a la misma escala y ocupan un tamaño cercano al metro cuadrado. La casa del Tío Talís que es lógicamente de menor tamaño, es su obra más reciente, a la que quiere poner según comenta, un elemento adicional; una típica persiana verde de madera, que siempre colgaba desde su balcón.
Al observar sus obras, nos damos cuenta de que todos los detalles están cuidados, en La Casa del tío Talís, la barandilla, sus ventanas, el tejado con sus tejas hechas una a una, la fuente enfrente de la casa, los tiestos en la ventana. En las maquetas del castillo, sus puertas, escaleras, paredes interiores pintadas (que difícilmente se pueden ver al estar cubiertas por el tejado), el patio interior con el suelo dibujado meticulosamente con arenas de colores, los mosaicos del interior del castillo, las columnas de piedra, tejas, rejas, barandillas etc.
Solamente hay una diferencia intencionada que no se ajusta al original y es que el puente levadizo del Castillo de La Adrada reconstruído, no se levanta y el suyo sí.
Por si esto fuera poco, además esta maqueta, dispone de un pequeño juego de luces que iluminan las estancias interiores, el ábside de la iglesia y el patio.
¿Proyectos a la vista? cualquier cosa que de repente se le pueda ocurrir, ¿quizás la fuente centenaria de la Plaza de la Villa? Pronto nos enteraremos.
Fotos de las maquetas y de unos dibujos de su niñez
La Casa del Tío Talís
El castillo, antes de su reconstrucción (1998 )
El castillo, antes de su reconstrucción (1998 )
El castillo, antes de su reconstrucción ( 1998 )
El castillo, antes de su reconstrucción (1998 )
El Castillo reconstruído (2003 )
El Castillo reconstruído ( 2003 )
El Castillo reconstruído (2003 )
El Castillo reconstruído ( 2003)
El Castillo reconstruído ( 2003 )
Dibujo de la niñez
Dibujo de la niñez.
Dibujo de la niñez.
Manuel y su inseparable amigo Mariano que le sugiere… ¡ Ahora a por la fuente !
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